Tras los terremotos, la villa de Guardamar quedó totalmente destruida. José Agustín de Larramendi, bajo el reinado de Fernando VII, fue el encargado de diseñar la nueva trama urbana, situada en la ladera costera. Durante varias décadas este proyecto se fue ejecutando gradualmente y, en palabras del propio Larramendi:
“… Guardamar va a ser el pueblo más bonito del Reino”.
A finales del siglo XIX, este nuevo Guardamar es amenazado por el avance del sistema dunar costero. Pese a que la arena llegó a invadir alguna manzana del pueblo, la plantación del pinar que hoy en día disfrutamos pudo frenar el rápido avance de las dunas.